Dia Feriado

Hoy es feriado aca en Malasia. Se celebra el cumpleaños del profeta Mahoma. La costumbre - me dicen - es que los musulmanes visiten a sus vecinos, llevandoles pequeños obsequios, aunque como vivo en un area esencialmente China, aun no he visto a nadie por los corredores. La ciudad se encuentra extraordinariamente silenciosa y las calles estan absolutamente vacias. Parece como si todo el mundo durmiese aun, a pesar de ser pasado el mediodia.

Pronto vendra mi amigo Eric a recogerme para almorzar e ir de compras. Aprovecho de tenderme en el piso para disfrutar la relativa frescura de las baldosas. Que raro cuan rapidamente este espacio semi-vacio ya se siente como un hogar. Nunca he sido una persona muy dada a las labores domesticas, pero limpiando estos rincones ya los voy conociendo hasta en sus minucias. Claro que todo aquello que planeaba hacer en preparacion a quien ya no vendra sera tarjado de las listas.

Frente a mi ventana esta ocurriendo una pequeña tragedia. Estan abriendo un sendero en el bosque que cubre la ladera. Ya no bajaran mas los monos a jugar despreocupados. Tampoco tendre mas la absoluta privacidad que me brindaba el que nadie pudiese caminar por ahi. Ahora debere agregar cortinas a la lista de lo urgente. Nuevos agravios que se suman a los ya presentes.

El dia esta claro, pero no excesivamente caluroso. Anoche tuvimos tormenta, y eso calmo un poco la opresion del aire. Tengo puesta en repeticion continua una de esas canciones estupidamente pejagosas y sentimentales. “El juego de las Lagrimas”. Me trae tantos recuerdos. Vivia en Manhattan cuando recien fue lanzada, y la pelicula estaba en boca de todos. Yo por entonces frecuentaba un pequeño y pobre bar Irlandes en la calle 49 cerca de Broadway, de esos donde todo el mundo conocia mi nombre. Durante los primeros meses del ’94 esa cancion sonaba casi ininterrumpidamente en el jukebox. Años despues visite el lugar y estaba abandonado. Se habia cambiado de sitio. Ahora era un lugar muy elegante en la 46, y por supuesto, nadie se acordaba de mi. Hace poco alguien me la envio con una nota incluyendo el texto. Me habria gustado pensar que la referencia era yo. Que era recordado y extrañado tanto asi, pero no. Para entonces, cuando me la enviaron, hacia ya mucho que yo habia dejado de ser tan importante en su vida como para que hubiesen lagrimas y lamentos por mi… quiza por eso la escucho una y otra vez. Sigo siendo un tonto empedernido que gusta de saborear sus dolores lentamente…

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