Selamat Datang

Bienvenidos. Uff, pense que esto saldria mucho antes. No importa. Un largo viaje siempre comienza con un solo paso, dirian por aca. Desde que partí de casa, hace casi 6 meses atras, todos mis conocidos insistieron en que debia documentar mis viajes. Sin embargo, entre tanto ver y tanto viajar, el simple hecho de sentarme a escribir se me fue escurriendo entre los dedos.

Siempre he pensado que este moderno habito de ir guardando momentos y mementos de nuestros viajes, para asi poder revivirlos y compartirlos en fecha futura es una de las mayores pesadillas contemporaneas. Por supuesto, una pesadilla mucho menor que la que tienen que sufrir nuestros pobres amigos y parientes, a quienes eventualmente les impondremos la obligacion de compartir dichos periplos en alguna tarde de ocio. ¿Qué puede importarle al tio Juan que hayamos estado parados frente a un palacio en Londres? ¿O a la tia Maria si es que comimos en un restaurant junto al Elbe? Obligandolos a mirar fotografias pobremente encuadradas, de interes limitado y calidad dudosa, estamos abusando de su paciencia en el mejor de los casos, o incitando su envidia en el peor. Y lo peor de todo es que una vez que hayamos torturado suficientemente la paciencia de cuanto amigo, pariente y conocido tengamos, dichos mementos iran a parar a algun cajon, donde acumularan polvo y se iran lentamente volviendo amarillos hasta que algun alma piadosa, en algun futuro (ojala lejano) decida arrojarlos a la basura.

Mejor disfrutar el momento, y simplemente dejar fluir el rio de nuestra memoria. Si disfrutamos o no, si vivimos alguna emocion o simplemente pasamos por algun sitio que se borrara para siempre, todos esos momentos siguen siendo experiencias muy personales. Imposibles de compartir. Una fotografia, por mil palabras que reemplace, nunca podra entregar mas que un reflejo palido de lo que vivimos. Los aromas que nos rodeaban cuando disfrutabamos del Gluhwein en un weihnachtsmarkt en Berlin, el calor del dia en Dakkar o la frialdad de la lluvia nocturna en Londres, el punto en el cual nuestros ojos se enfocaban cuando posabamos frente a Lombard street, las ideas que pasaban por nuestra mente mirando la plaza mayor de Lima...

Hoy, que ya estoy instalado en Pulau Pinang, el tiempo parece empezar a asentarse. Amigos nuevos empiezan a aparecer, la rutina del trabajo y la casa vuelven. En fin, aca estaran mis reflexiones del Oriente. Poco a poco espero ir agregando detalles e imagenes de mi nueva vida en estas tierras tan diferentes a todas mis experiencias pasadas. Tan diferentes que es casi como comenzar a vivir de nuevo, sin ideas preconcebidas, sin el lastre de los recuerdos y los prejuicios que quedaron atados por siempre a un lugar tan lejano que parece disolverse en la memoria gracias a la siempre verde esperanza de lo que esta pronto a venir...

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