Anoche salimos a comer, y despues caminamos por la costanera para ayudar a la digestion y estirar las piernas. La avenida estaba llena de gente disfrutando de su noche de sabado. El aire estaba caliente, la marea baja y ni una brisa soplaba desde el mar. Justo acertamos a pasar en frente al restaurant Bali Hai, que siempre ha sido uno de los lugares que me atrae mirar. Como muchos sabran, no como pescado y por lo tanto rara vez visito un restaurant de este tipo, pero este tiene algo especial.
Se especializa en pescado fresco y tiene toda una pared llena de acuarios con diferentes variedades, desde donde uno escoge lo que quiere comer. Es un poco deprimente si lo pensamos con calma, ya que por un segundo vemos a un simpatico pececillo nadando despreocupadamente en su acuario, sin molestar a nadie, y al siguiente este ha sido sacado de ahi para ser trozado, adobado, hervido o frito y al fin servido, todo ante la mirada atenta de algun cliente.
Por supuesto, el lugar es extremadamente popular, claro que algunas de las especies (bueno, todas para ser sincero) son un misterio para mi. En un extremo habia un acuario con solo dos peces, claro que muy grandes, tanto que no eran capaces de moverse adentro o siquiera girar. Es asi como no pude evitar tomar un fotografia para la posteridad. Ya que ningun acuario tenia identificacion de sus ocupante, ignoro que seran.
Anoche salimos a comer, y despues caminamos por la costanera para ayudar a la digestion y estirar las piernas. La avenida estaba llena de gente disfrutando de su noche de sabado. El aire estaba caliente, la marea baja y ni una brisa soplaba desde el mar. Justo acertamos a pasar en frente al restaurant Bali Hai, que siempre ha sido uno de los lugares que me atrae mirar. Como muchos sabran, no como pescado y por lo tanto rara vez visito un restaurant de este tipo, pero este tiene algo especial. 
Se especializa en pescado fresco y tiene toda una pared llena de acuarios con diferentes variedades, desde donde uno escoge lo que quiere comer. Es un poco deprimente si lo pensamos con calma, ya que por un segundo vemos a un simpatico pececillo nadando despreocupadamente en su acuario, sin molestar a nadie, y al siguiente este ha sido sacado de ahi para ser trozado, adobado, hervido o frito y al fin servido, todo ante la mirada atenta de algun cliente. 
Por supuesto, el lugar es extremadamente popular, claro que algunas de las especies (bueno, todas para ser sincero) son un misterio para mi. En un extremo habia un acuario con solo dos peces, claro que muy grandes, tanto que no eran capaces de moverse adentro o siquiera girar. Es asi como no pude evitar tomar un fotografia para la posteridad. Ya que ningun acuario tenia identificacion de sus ocupante, ignoro que seran.
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